Frederica nació en el 1900 en Nueva York, en el seno de una familia judía que había emigrado de la Rusia Imperial unos años antes. Hija de Agnessa Zagosky, una mujer reconocida de la época en la ciudad. Frederica logró acceder a la Universidad de Columbia aunque no llegó a acabar la carrera, y a trabajar en su verdadera pasión: el cine. De manera autodidacta, estudio diálogos y fotogramas de todas las películas de la época para analizar sus diálogos, sus estructuras y pensar en nuevas formas de crear historias en la pantalla grande.
En 1923 comenzó a trabajar en 1923 como asistente de edición en la oficina de Nueva York de los Estudios Universal, donde accedió al cargo de jefa de departamento al cabo de 5 años por su excelente desempeño. A pesar de su carrera en ascenso, ella necesitaba continuar creciendo y acercarse a un sueño más grande, como lo fue Hollywood.
En 1927 se casó con el productor de Fox Ernest Maas, de quien estuvo profundamente enamorado y con quien se manifestó de un modo muchas veces sumiso de acuerdo a su confesión, tiempo después de su muerte, en sus memorias conocidas como The Shocker Miss Pligrim: A Writer in Early Hollywood. Éstas fueron publicadas en 1999 y ya sin miedo de denunciar todo lo vivido a lo largo de su extensa trayectoria en el "detrás de escena" de la meca del cine, donde soportó la misoginia, el chovinismo y el abuso de poder que, en 1950, la llevaron a intentar suicidarse junto a su marido y por supuesto, a abandonar lo que más amaba en su vida, el cine.
Habían subido juntos a lo alto de una colina con la intención de no regresar, pero no tuvieron el valor. Lo único que se juraron era que no regresarían al cine. Desde entonces, se dedicaron a escribir reseñas de cine para distintas revistas con el único fin de ganarse un sueldo digno para vivir.
Por esos años, también la habían acusado de comunista durante la caza de brujas de la era McCarthy, y esa, recuerda en sus memorias haber sido la gota que colmó el vaso antes de su intento de quitarse la vida.
Mucho tiempo antes, en los primeros años de carrera en Hollywood, realizó uno de sus más queridos trabajos como guionista, que fue la adaptación al cine de la novela de Percy Marks, The Plastic Age, con la que lanzó a la fama a la estrella del cine mudo, Clara Bow.
También escribió grandes guiones para célebres actores y actrices de la época entre los que se encontraban Louise Dresser, Constance Bennett y Greta Garbo, esta última para la película El demonio y la carne (Flesh and the Devil).
Murió a los 111 años, convirtiéndose en una de las mujeres más longevas de California y habiendo denunciado lo que muchos no se animaron. En sus memorias, ella lo hizo evidente del siguiente modo: "Esta historia habla de la frustración, la desilusión y la pena: momentos que quizá es mejor dejar en el barbecho o en el olvido. Sin duda, así es como me sentía en 1950, cuando me despedí por fin, sin lágrimas, de la industria hollywoodiense que me había envuelto y atrapado en su red de promesas. Había decidido olvidar y continuar con otras búsquedas. Lo hice, y nunca miré hacia atrás. Hasta ahora".