Recordada mundialmente por su papel en el film "Lo que el viento se llevó", la actriz británico-estadounidense conquistó mucho más que la atención atenta de sus espectadores. Ella se enfrentó a los abusos de poder sufridos en los estudios de Hollywood.
Su pleito personal y profesional fue con nada menos que Jack Warner, al que demandó ante los tribunales. Lo acusó de recibir los papeles que no tenían ningún valor artístico y pensaba que los mejores eran dados siempre a Bette Davis (como ocurrió en el film La vida privada de Elisabeth y Essex). El estudio decidió evadirla y dejarla sin trabajo durante 6 meses.
Olivia, que tenía muy en claro el rol de la ley en un conflicto de estas características, los demandó cuando intentaron prorrogar su contrato de siete años alegando que les debía esos 6 meses como castigo. Fue en los años 40, en los que se la conocía por el esplendor de su carrera, la cual fue puesta en pausa durante unos largos 3 años como consecuencia de su resistencia. Pero valió la pena: Ella ganó el juicio y, desde entonces, la relación laboral de los actores y actrices con los estudios de Hollywood cambió para siempre.
Antes de suspender sus horas de filmación a raíz del conflicto judicial, la talentosa y valiente actriz trabajó sin parar. En 1939, encarnó uno de los papeles más importantes de su carrera, el de Melanie Hamilton en Lo que el viento se llevó (1939), por el que consiguió una nominación a los Óscar como mejor actriz secundaria ese mismo año, aunque el premio se lo llevó su compañera de reparto, Hattie McDaniel, que interpretaba el papel de Mami y fue la primera actriz afroamericana en conseguirlo.
Un icono rebelde con talento inigualable
Olivia también protagonizó importantes películas de la historia del cine, como fue La vida íntima de Julia Norris, de Mitchell Leisen, en 1947 y La heredera, de William Wyler, en 1949, junto a Montgomery Clift, que le supondrían los dos Óscar de su carrera.
En el año 1941 fue de nuevo nominada al Óscar a la mejor actriz principal por su papel en Si no amaneciera, pero esta vez fue su hermana, Joan Fontaine, nominada por Sospecha, de Alfred Hitchcock la que se lo llevó. La mala relación que mantenían las dos hermanas pudo apreciarse en la entrega de los Óscar, cuando Joan rechazó las felicitaciones de Olivia al subir a recoger su galardón.
En la década del 30 y el 40, también se ganó un lugar de privilegio en el ámbito del teatro junto a quien sería su pareja emblemática durante largos años, el recordado Errol Flynn, con quien protagonizó la obra exitosa El capitán Blood.
A partir de los años 60 comenzó a relegar el cine para dedicarse a tiempo completo al teatro y la televisión. Una serie inolvidable que la tuvo ocupada durante décadas fue Norte y Sur (1986).
Entre sus últimas apariciones, se mostró como presentadora de uno de los premios de la 75.ª edición de los Óscar, en 2003. También dejó su propio documental como parte de su legado, donde narró gran parte de su vida y donde retrata cómo la pintura y el arte en general logra mejorar notablemente el tratamiento para el Alzheimer. De esto hay registro su última creación (2009), a la que llamó "Recuerdo mejor cuando pinto". El 22 de marzo de 2011, se presentó la película en una proyección especial en París.
Cuando cumplió los 100 años, fue nombrada "Dama del Imperio Británico" por la reina Isabel II, siendo la persona más longeva que ha recibido esa distinción.
El 26 de julio de 2020, con a104 años de edad, falleció en su residencia de París mientras dormía.
Compartimos un fragmento del film 'Olivia de Havilland, insumisa', un documental dirigido por Daphné Baiwir, en el que se repasa la apasionante vida de esta gran estrella del cine.