Rigoberta Menchú, la líder que logró la paz entre un gobierno y la guerrilla
Menchú participó activamente de la elaboración de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en la ONU y gracias a su compromiso, en 1992 recibió el premio Nobel de la Paz

La líder indígena y premio Nobel de la paz (1992) Rigoberta Menchú Tum, nació el 9 de enero de 1959, en Chimel, municipio de San Miguel Uspantán, Guatemala. 

De linaje maya, nació en el seno de una familia campesina afectada por la discriminación y la pobreza extrema. Sin derechos por ser indígenas, y como ocurre desde la conquista de los pueblos americanos por la llegada de Cristóbal Colón hace ya más de 500 años, en la segunda mitad del siglo XX Rigoberta creció en un país marcada por el conflicto armado entre el gobierno militar y la guerrilla reivindicadora de justicia social y mejores condiciones de vida. 

La gran parte de su familia fue asesinada por la política de exterminio que por aquellos años estaba totalmente legitimada contra la población indígena maya. Así ocurrió que su madre y su hermano mayor fueron torturados y asesinados por los militares, y su padre quemado vivo durante una protesta dentro de la Embajada de España. A pesar del incuantificable dolor e impotencia, Rigoberta optó por el camino de la paz, dedicada desde la década del 70 hasta la actualidad a denunciar las desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas de las comunidades indígenas de su país. 

Obligada a exiliarse por su participación en el Comité Unidad Campesina, partido en el que militó desde 1979, en el año 1981 se muda a México apoyada por grupos militares católicos.  Desde allí inició una campaña pacífica de denuncia del régimen guatemalteco por la sistemática violación de los derechos humanos de que eran objeto los campesinos indígenas, personificando ella misma el sufrimiento de su pueblo y ampliando la perspectiva de denuncia al integrar y manifestar la situación indígena de las mujer en toda Hispanoamérica.  

Al poco tiempo, en 1983, se publicó su autobiografía titulada “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”. La activista relató en el libro su historia personal y la de la comunidad indígena a la antropóloga Elizabeth Burgos demostrando la sistemática violación de derechos y algunas particularidades de su ancestral cultura. 

Entre sus grandes contribuciones, participó activamente de la elaboración de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en la ONU y gracias a sus labores en 1992 recibió el premio Nobel de la Paz.

Así, mismo, por su posición y prestigio internacional, actuó como mediadora en el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla iniciado en los siguientes años y que finalizó en el año 1996 con la firma de los acuerdos de paz. En 1998 publicó La nieta de los mayas, libro que ayuda a comprender la idiosincrasia indígena guatemalteca; ese mismo año fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias. 

Rigoberta, continúa trabajando de manera activa en la reincorporación de los exiliados de la guerra a sus lugares de origen.