Pilar se consideraba amante de las matemáticas, de la química y de las grandes máquinas desde muy pequeña. Nacida en el seno de una familia bilbaína acomodada, no dudó en seguir su deseo, escapando a la norma establecida para las mujeres de su época, y se apuntó en la carrera de Ingeniería Industrial.
Cuando Pilar realizó las prácticas obligatorias de su carrera industrial, se convirtió en la primera mujer de España en manejar un tren a vapor. Y lo hizo sin ningún temor frente a la mirada atenta de sus pares varones.
En ese momento cursaba sexto año de la carrera y tenía 20 años. La revista semanal Estampa, que se caracterizó por su apoyo a la presencia de la mujer en la sociedad española, le dedicó una extensa entrevista destacando la labor de aquella joven que conducía una locomotora de vapor 4.700 de la compañía Norte, que salía de la Estación del Norte de Madrid y acabaría su recorrido en la estación de Bilbao. Pilar sabía muy bien como romper moldes.
En 1929, cuando Pilar tenía 21 años, consiguió ser la primera mujer española en obtener título de ingeniería industrial en la Escuela Especial de Ingenieros Industriales de Madrid. Esa promoción fue llamada “la de pilar”, por ser la única mujer y además la primera en titularse en el país. En esa misma promoción también figuraban sus compañeros José María Oriol y Urquijo, Ernesto La Porte y Antonio Hormaeche.
El 23 de octubre de 1943 Pilar se casó con el también ingeniero Enrique de Lequerica, hermano del alcalde de Bilbao José Félix Lequerica. Desde entonces, orientó su carrea a la política logrando acceder al cargo de primera alcaldesa de Bilbao el 7 de julio de 1969, relevando del cargo al entonces alcalde Javier Ybarra Bergé. Entre sus tantos títulos pioneros, en ese momento también se convertía en la primera mujer en ocupar la alcaldía de una capital de provincia durante la dictadura franquista.
En 1970 también fue escogida como procuradora en Cortes. Durante su mandato se enfrentó a la insuficiencia de infraestructuras de tráfico y comunicaciones, el Txorierri, la descongestión de la margen izquierda, agravada por la falta de recursos económicos municipales. También condecoró en nombre de la villa de Bilbao a todos los que habían pasado atentados de ETA, incluido el almirante Luis Carrero Blanco.