A principio del siglo pasado, el café se bebía con grumos y el sabor era extremadamente amargo. El método conocido para filtrarlo hasta ese momento era insuficiente: dejaba restos en la bebida y las bolsas de lino eran difíciles de limpiar.
Melitta Bentz, como se la conocía a la ama de casa Amalie Auguste Melitta Bentz, cansada de tomar café amargo y con grumos probó con distintos elementos que tenía al alcance de su mano. Así llegó a utilizar papel secante del libro de ejercicios escolares de su hijo Willi y un tarro de latón perforado utilizando una uña. Y dio resultado. Por primera vez tomó un café rico, y desde entonces decidió emprender un negocio y mejorar el café de la época. Su invento cambió radicalmente la forma de preparar el café de millones de personas de todo el mundo.
El Kaiserliche Patentamt (Oficina de Patente Imperial) le concedió una patente el 20 de junio de 1908 y el 15 de diciembre la compañía fue matriculada en el registro comercial con 73 Pfennig bajo el nombre "M. Bentz". Después de contratar un estañista para fabricar los dispositivos, vendieron 1.200 filtros de café en la Feria de Leipzig de 1909.
Decidió solicitar la patente para su filtro de papel, la cual le fue concedida en junio de 1908. El invento se conviertió en un negocio familia que se puso en marcha con un capital de 73 pfennigs (casi un euro) en una habitación de su casa, en la ciudad alemana de Dresde.
Todos los miembros de la familia Bentz, el matrimonio y sus hijos colaboran en la fabricación del nuevo sistema de filtración. Cuando iniciaron su comercialización, disponían apenas de 100 cajas de papel de filtro y 50 vasos perforados que metieron en sus maletas junto con paquetes de café y llevaron a tiendas de artículos para el hogar y los incipientes grandes almacenes del momento.
Melitta Benz recibe los primeros premios por filtro original: la medalla de oro de la Exposición Internacional de Higiene de Dresde y la medalla de plata de la Asociación de Hosteleros Sajones.
En 1932, Melitta Bentz cedió la dirección de su empresa a sus dos hijos, Horst y Willy. Sin embargo, hasta su muerte en 1950, ella no se desvinculó nunca de la compañía ni de sus empleados, a quien trató siempre con ecuanimidad y justicia laboral. Es así, que tras su jubilación asumió el papel de “conciencia social” de la empresa. Desde 1930 ya ordenó pagar a sus trabajadores una paga navideña y en 1932 estableció un incremento en el número de días de vacaciones al año, que pasó de 6 a 15. Un año después, la semana laboral se redujo a 5 días y Melitta Bentz no descansó hasta lanzar su propio fondo de previsión social, el “Melitta Aid", para empleados de compañía.
Cuando murió Melitta Bentz en 1950, la Melitta-Werke Aktiengesellschaft alcanzaba una facturación de 4,7 millones de marcos alemanes. Un siglo más tarde, la compañía de los sucesores de Melitta Bentz, sigue encabezando la producción de filtros para el café.