Descendiente de esclavos, hija de un maestro y una ama de casa de raza negra, Marjorie cambió el rumbo de la historia de los inicios del siglo XX en las comunidades afrodescendientes americanas. 

Fue esteticista, empresaria, inventora, activista y filántropa. Nació en Monterey (Virginia) el 24 de octubre de 1896, y vivió allí hasta los 8 cuando los padres se mudaron a Dayton (Ohio), y donde enseguida se divorciaron. En 1912, Marjorie se fue junto a su madre a vivir a Chicago (Illinois), y allí comenzó a trabajar como limpiadora y camarera. Si bien sostuvo las clases de secundaria en el Instituto Englewood, no pudo terminar los estudios como el resto de su clase, logrando la obtención de su título para el año 1935. 

Haberse mudado a Chicago la motivó para inscribirse en la prestigiosa academia de belleza y cosmética del barbero Arthur Bass Moler y perseverar en su estudio como cosmetóloga, convirtiendo en 1916 en la primera mujer negra en graduarse en aquella escuela. 

Además, ese mismo año, contrajo matrimonio con el estudiante de podología Robert E. Joyner y abría un pequeño salón de belleza en el barrio de South Side. gGracias a su habilidad con la "onda Marcel", un tipo de peinado típico de la época, se hizo popular entre sus clientas. 

Tiempo más tarde conoció a Madam CJ Walker , una empresaria de belleza afroamericana y propietaria de un imperio cosmético con quien trabajó convirtiéndose en representante de ventas. En 1920, Joyner supervisó 200 de las escuelas de belleza de Madam Walker como asesora nacional y enseñó a unos 15.000 estilistas. También se convirtió en instructora para entrenar a los representantes de ventas de Walker de puerta en puerta. 

La maquina de rizos permanentes

En 1939, inicio su búsqueda para que las mujeres se rizaran el cabello de una manera simple y se inspiró al ver un asado al horno que se cocinaba con alfileres de papel para acelerar el tiempo de preparación. Joyner experimentó inicialmente con estas varillas de papel que permitían rizar o alisar el cabello envolviéndolo. Si bien este método era efectivo en cuanto la duración del peinado, resultaba incómodo.  

Fue entonces cuando Joyner lo mejoró con la simple idea de tener un protector de cuero cabelludo mientras la dama se riza el cabello. 

Obtuvo una patente por su invento, aunque ha sido cuestionada, adjudicando el invento original de este tipo de máquina, llamada onda permanente, como una versión alternativa del invento de Karl Nessler, realizado en Inglaterra a fines del siglo XIX y patentado en Londres en 1909 y nuevamente en los Estados Unidos en 1925. El diseño de Joyner fue popular en los salones con mujeres afroamericanas y blancas. La patente fue acreditada a la compañía de Madame Walker y ella casi no recibió dinero por ella. 

Activista por los derechos civiles

Para la década del 40, Joyner ayudó a redactar las primeras leyes de cosmetología para el estado de Illinois y el 27 de octubre de 1945, junto con la reconocida educadora Mary McLeod Bethune y el congresista estadounidense William Dawson, fundaron una hermandad y una fraternidad dedicada al avance y la promoción de la industria de la belleza a la que llamaron Alpha Chi Pi Omega.  

Ese mismo año, Joyner junto con Mary McLeod Bethune fundaron United Beauty School Owners and Teachers Association, una asociación nacional de esteticistas afroamericanas. 
Su rol en la política fue clave, el derecho a sentirse bella siendo de raza negra era una causa mucho más grande de lo que hoy podamos imaginar. 

Por esto, en la década de 1940, Joyner también se comprometió con el Comité Nacional Demócrata en su rol de asesora, a la par que asesoró a varios New Deal agencias que intentan llegar a las mujeres afroamericanas. 

En 1961, recibió un doctorado honorario en Humanidades por la Universidad Bethune-Cookman de Daytona Beach (Florida), donde en 1973, a los 77 años, se graduaría en Psicología. En 1987, el Instituto Smithsonian de Washington la homenajeó con una exposición sobre su máquina de hacer permanentes y con una réplica de su viejo salón de belleza del South Side. En 1990, Joyner fue distinguida por el NCNW y la ciudad de Chicago, donde fallecería cuatro años después a los 98 años como consecuencia de un paro cardíaco.