Madam C.J Walker, la primera afroamericana en romper las barreras de raza con la creación de su propia marca
De lavandera analfabeta a millonaria, Walker creó a los 38 años su propia marca de belleza especialmente pensada para resolver las demandas de las mujeres de color que aspiraban a cuidar sus cabellos tal como lo hacían las mujeres blancas. La empresa fue llamada Madam C.J. Walker, tras adoptar el nombre de su tercer marido, el reportero Charles James Walker

A principios de siglo XX, cuando las mujeres de color no contaban con el dinero ni el conocimiento necesario para usar productos de belleza para sus cabellos, un parámetro de estatus y belleza que tanto Walker como muchas de sus pares anhelaban cuidar pero que, muy por el contrario, resultaba casi imposible peinar y cuidar debido al mal estado de alimentación y falta de higiene que, como Walker, la mayoría de las mujeres de color de aquella época solían padecer. Tan lejos de los cánones de belleza, representado en las mujeres blancas con cabellos lacios, bien peinados y cuidado. 

Antes de convertirse en una de las mujeres líderes del mercado de la belleza de principios del siglo XX, Madame conoció la pobreza, la falta de libertad ya que es hija de esclavos y el trabajo sacrificado como lavandera del sur de Estados Unidos. 

A diferencia de sus pares, ella se animó a fracasar una y otra vez, y en ese camino, probó todo tipo de productos y combinaciones de sustancias posibles para el cuidado capilar.  En aquel momento, Walker decía que tuvo una revelación en sueños con la fórmula para mejorar definitivamente su cabello. Así nacía el 'Wonderful Hair Grower', que derivó en una línea de belleza de champús y tratamientos que la ex lavandera se dedicó a vender puerta por puerta durante un año y medio por todo el Sur estadounidense.  

No sólo logró demostrar los buenos resultados de sus productos haciendo pruebas con los cabellos de las mujeres que visitó, sino que utilizó una excelente estrategia de ventas demostrando a través de imágenes el antes y el después del uso de los tratamientos que ella promocionaba como la gran solución.  

Por otro lado, actuó de manera muy hábil al momento de pensar en su público, al que ahora el Marketing lo llama “target”, y en dónde publicitaría sus productos. Eligió los periódicos 'negros' y estampó sus productos con su propia imagen, para llamar más la atención de sus clientas principales, las mujeres de origen afroamericano.  

En 1910 se mudó de Denver a Indianápolis, donde creó una fábrica para cubrir la demanda de productos que se vendían en todo Estados Unidos y toda una cultura de marca con escuelas de belleza.  
En la actualidad, la marca de Madame se transformó en el legado familiar de las mujeres que la sucedieron hasta pasar a pertenecer a la compañía Unilever.  

El año pasado se estrenó en Netflix la serie inspirada en su historia vida, titulada “Madam C.J. Walker, una mujer hecha a sí misma”. Se trata una miniserie de cuatro capítulos que narra la vida de la primera millonaria afroamericana que rompió las barreras de la raza y los prejuicios sexuales.