Florence Nightingale, la impulsora de la enfermería moderna
En una época donde la mujer solo podía ser esposa y madre, ella fue precursora de un modelo de enfermería social, además de una reconocida estadística británica. En 1960 creó la primera escuela laica de enfermería en el mundo.

Florence no se parecía en nada a las mujeres de su época. Nacida en Florencia, Londres, el 12 de mayo de 1820, vivió su niñez y adolescencia en el seno de una familia aristocrática. Sin necesidad de trabajar, ella solo pensaba en estudiar y servir a la sociedad de alguna manera significativa. Sin dudas alcanzó su meta. 

En aquella época, las restricciones sociales que sufrían las mujeres de la Inglaterra victoriana eran significativas: no podían asistir a las universidades ni tampoco trabajar excepto que fueran mujeres pobres. Sin embargo, su padre William Edward Nightingale, que era un terrateniente sumamente rico, creía que las mujeres debían recibir educación, y él personalmente le enseñó italiano, latín, griego, filosofía, historia, literatura y matemáticas. Ella tuvo suerte y además supo cómo aprovecharla. 

Entre los ensayos que escribió durante sus años de enfermería, uno de los más conocidos fue “Cassandra”, publicado en 1928 varios años después de su muerte por Ray Strachey en The Cause (La Causa), una historia del movimiento feminista. En este, Florence condenaba a  la sobrefeminizacion de las mujeres que las deja al borde de la invalidez social, tal como lo podía apreciar en el estilo de vida que llevaban su madre y su hermana mayor, a pesar de la buena educación que ambas poseían, y demostró su rechazo a una vida de apacible comodidad y a cambio eligió la dedicación al servicio social.  

En el campo de la salud, entre sus los logros más significativos consiguió demostrar que la falta de higiene en los hospitales influía en las infecciones mortales. Además, fue la creadora de la primera escuela laica de enfermería en 1860. 

Un años antes, gracias a su amistad con Sidney Herbert, quien fuera  secretario de Estado de Guerra, logró que la mandara al frente de un grupo de 38 enfermeras a la guerra de Crimea (1853-1856), que libraban el Imperio ruso contra una alianza del Imperio otomano, Francia y Reino Unido. En aquella guerra se destacó por su poder de organización y atención primaria de cada herido, y al regresar, toda esa experiencia fue canalizada en un cambio rotundo de los hospitales militares basado en un incipiente concepto de salud pública.  

Entre los cambios más drásticos, terminó con las camas compartidas por soldados vestidos con sus sucias ropas, consiguió ropa de cama, habilitó una lavandería, hizo alejar el vertedero y logró ventilar las salas y mejorar la alimentación de los enfermos. Ella pensaba que en aquellas condiciones morían más soldados de infecciones y epidemias que por heridas de guerra. Consideraba que mejorar las condiciones de higiene ayudaba al organismo a curarse. Por otro lado, fue pionera en introducir en los hospitales la epidemiología y la estadística a través de gráficos y formularios.  

Cada 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería en su honor, en memoria de la fecha de su nacimiento.