Emilia Pardo Bazán, escritora, feminista e impulsora del naturalismo en España
Fue una poeta, novelista, periodista y catedrática universitaria fundamental del siglo XIX. Una pieza clave en la defensa de los derechos de la mujer en su país e introductora del naturalismo francés en España. En 1906 llegó a ser la primera mujer en presidir la Sección de literatura del Ateneo de Madrid.

Emilia nació en una familia aristocrática, hija de los condes Pardo Bazán, en donde el camino obligado por la época y el género se presentaba muy distinto al que ella tomaría. Se le ofrecía la posibilidad de estudiar música y economía doméstica, profesiones pensadas para "mujeres", y se le negaba el ingreso a la Universidad por su género. Sin embargo, la pequeña Emilia, a sus tempranos 10 años, demostró un talento natural por la escritura y comenzó a escribir pequeños relatos hasta que 3 años más tarde escribió una de sus primeras novelas, "Aficiones peligrosas", publicada por primera vez en España recién en el año 2012. 

Su formación se nutrió de idiomas, literatura, historia y filosofía, y principalmente de estar en contacto con buenas amistades y grandes profesores amigos de la familia.  

A los 16 se casó con José Quiroga y Pérez Deza, otro aristócrata español, con quien recorrió durante largos años distintos rincones de España, un viaje bisagra en su vida ya que le mostró la realidad de las mujeres de su país que no tenían la posición social ni la capacidad de acceder al estudio que ella sí tuvo.

Al regresar se mudaron a Francia y desde allí comenzó a escribir para el diario “El Imparcial” diversas crónicas de viajes de aquellos días, material que luego reunió y lo publicó en el libro “Europa católica”, donde puso a la luz la necesidad de España de europeización a través de cada uno de sus relatos.

Los ensayos posteriores profundizaron la crítica social al "status quo" de la época, por lo que fue instada por su marido a dejar la escritura. Por suerte eso no pasó. En cambio, se divorciaron y ella siguió adelante con la publicación de una de sus obras maestras: Los pazos de Ulloa. En ella expone la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia e introduce el naturalismo como vertiente literaria. 

Entrado 1890, Emilia se empezó a nutrir del simbolismo y dejó un poco atrás el naturalismo. Mientras tanto, continuó informándose y buscando nuevos métodos para luchar por la emancipación social e intelectual de la mujer. Con estudio y convicciones fuertes, se abrió paso entre los intelectuales de la época, quienes la criticaron fuertemente y la negaron reiteradas veces por su condición de género. 

En 1906 llegó a ser la primera mujer en presidir la Sección de literatura del Ateneo de Madrid, así como la primera mujer en ocupar una cátedra de literatura en la Universidad Central de Madrid, a pesar de que todavía estaba prohibida la educación universitaria a las mujeres.  Además, fue nombrada consejera de la Instrucción Pública por Alfonso XIII. 

Uno de los libros más importantes del feminismo español le pertenece a ella, y es “La España moderna”, un legado que tenemos la fortuna de poder leer.  

El 12 de mayo de 1921 falleció debido a una complicación por su diabetes. Recién entonces, la prensa destacó todos los méritos de la escritora que en vida nunca reconocieron, e incluso, desestimaron.  

Pasaron 100 años, y las contradicciones de una época han quedado plasmadas en el legado de Bazán. Imprescindible para no olvidar lo que es necesario revisar. Fundamental para seguir repensándonos en lo colectivo y en lo personal.