Coleman trabajó en los campos de algodón a una edad temprana. Fue la décima de una familia de 13 hijos. Muy unida a ellos, caminaban juntos, diariamente, unas cuatro millas para ir una pequeña cabaña de madera que funcionaba de escuela y donde descubrió su pasión por la lectura y las matemáticas.
A los 23 años se mudó a Chicago, donde trabajó de lo que tuvo al alcance para sobrevivir. En ese entonces se presentó la posibilidad de estudiar manicura en una escuela de belleza, lo hizo y en un año se convirtió en la mejor esteticista de la Chicago negra. Uno de esos largos días de trabajo, escuchó repetidas anécdotas de los soldados que regresaban de la Primera Guerra Mundial y enseguida se interesó por la aviación. Al averiguar para poder entrar en algún entrenamiento de vuelo, ninguna escuela estadounidense la admitía.
Enojada e indignada por las nulas posibilidades que tenían los afroamericanos, los negros nativos y las mujeres en Estados Unidos para poder entrenar y adquirir el título de piloto, ahorro a través de distintos trabajos provisorios y se mudó para entrar a una escuela de vuelo en Francia, animada e inspirada por Robert S. Abbott , fundador y editor de Chicago Defender. Éste la apoyó con la publicación de la búsqueda de Coleman en su periódico y la sorpresa no tardó en llegar, logrando un patrocinio financiero del banquero Jesse Binga. Sin ese dinero, a pesar de sus ahorros, quizás la historia hubiera sido otra.
Estudió francés durante largos años y para el año 1920 se mudó a París. A los siete meses se convirtía en la primera mujer piloto de ascendencia afroamericana y nativa americana. Al año siguiente regresó a los Estados Unidos, donde tuvo que enfrentar diversas dificultades para conseguir un empleo como aviadora. Por fin logró dedicarse a hacer vuelos de exhibición y llegó a ser financiada por la asociación Negro Welfare League.
Fue haciendo pruebas para uno de estos espectáculos que le llegó la muerte. El 30 de abril de 1926, cuando ensayaba una maniobra, el avión se salió de control y ella salió disparada. Murió con 44 años, y fue despedida en un ataúd cubierto con la bandera de Estados Unidos y rodeada de más de cinco mil personas que la admiraban y la reconocieron en vida.
En el siguiente video pueden conocer algo más de su extraordinaria vida: