Nacida en Valencia en 1972, Ana estudió Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona y completó su formación con un MBA en la Universidad Metropolitana de Londres, y con un programa de gestión avanzado de la IESE Business School
A los 18 años Ana solo sabía que le gustaban las matemáticas y sabía que quería dejar un mundo mejor. Y, además, que le gustaba emprender.
Tras la quiebra de la empresa belga Starlab con filial en Barcelona y en la que se encontraba trabajando en el año 2001, capitalizó los errores cometidos por la gerencia y decidió cofundar junto a Giulio Ruffini, lo que en poco tiempo se convirtió en la empresa matriz Starlab.
Apasionada por la ciencia por la necesidad de dejar un mundo mejor, comenzó a investigar en la tecnología espacial puede ayudar como, por ejemplo, para proteger el planeta y acompañar el cambio climático, y también las neurociencias porque también desde el cerebro se puede ayudar a pacientes como por ejemplo con crisis epilépticas al por disminuirlas y advertirlas.
Como directora ejecutiva y CEO de Starlab, afirmaba por aquellos años que buscaban construir una “gran empresa de ciencia y negocios con la misión de transformar la ciencia en tecnologías con un profundo impacto positivo en la sociedad. La visión de Starlab es hacer que la ciencia sea más útil, viva, vibrante y más rápida.”
En el año 2011, además cofundó Nanoelectronics, una empresa centrada en la investigación tecnológica sobre el sector espacial y en la neurociencia.
“Mi principal reto es probar que la ciencia puede ser un modelo de negocio, devolver a los científicos su importante papel en la sociedad y convencer a las compañías de que inviertan en proyectos de investigación a largo plazo”, aseguraba en entrevista con el sitio español Jotdown
En el siguiente video Ana cuenta como persiguió su sueño y logró concretarlo cofundando primero Starlab, y luego Neuroelectrics: