Ana forma parte de la elite de jóvenes encargadas de liderar la revolución tecnológica española, según lo determinó el Premio al Talento Joven Femenino que le otorgó la Real Academia de Ciencias en el 2019. A principios del 2020, también ganó el prestigioso Ada Byron Joven de la Universidad de Deusto y durante el transcurso del mismo año, se encargó del desarrollo de un algoritmo capaz de identificar conductas suicidas en Twitter, trabajo con el que fue finalista en Premio Avanzadoras 2021.
Convencida por la experiencia y también por los datos históricos en relación a la participación de mujeres en carreras técnicas, Freire dice abiertamente que eso responde a "los estereotipos clásicos que asocian las carreras técnicas al género masculino", como así también a "la falta de referentes femeninos que trabajen en tecnología", e incluso menciona a la educación que se recibe "en el entorno familiar", en donde la mujer y la técnica no suelen relacionarse.
Si nos guiamos según el Instituto de la Mujer y los últimos datos del 2019, solo el 30% de las mujeres se deciden por estudios de Ciencia y Tecnología y el porcentaje lleva estancado desde los años 90. En el ámbito de ciberseguridad la cifra cae hasta el 11%.
Como es de esperar, no se quedó con los brazos cruzados, y luego de mucho trabajo lanzó Wisibilizalas, un Concurso Internacional dirigido a centros educativos para romper estereotipos de género asociados a STEM que promovió a través de la Universidad Pompeu Fabra, donde ella investiga y trabaja en la actualidad.
Su formación
Se recibió en la Universidad Coruña, donde estudió su carrera de Ingeniería Informática y donde comenzó su recorrido laboral dando clases y ayudando en la Universidad donde se había formado. En esos primeros años, trabajó proyectos en colaboración con hospitales y centros de investigación en biomedicina.
En el 2010 obtuvo una beca del Estado para realizar los estudios de doctorado en eficiencia de motores de búsqueda web; en paralelo colaboró con Yahoo Labs, con la University of Glasgow y con el National Research Council de Italia. Recibida de doctora, en 2014, trabajó un año como ingeniera de ventas en una multinacional de virtualización de datos, hasta su regresó a la universidad, en este caso a la Pompeu Fabra de Barcelona, donde continúa trabajando desde 2015 hasta el día de hoy.
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