Mary Andersson, una mujer que revolucionó el mundo de la automoción con su invento, que patento en 1903 y era algo que hoy nos parece muy sencillo pero en su época revoluciono la industria, el limpiaparabrisas.
Mary Andersson era una empresaria de Alabama que tenia que viajar por todo Estados Unidos y en uno de esos viajes, mientas el taxi le llevaba a su próxima reunión se dio cuenta de algo hoy día impensable. Cuando llovía el conductor cada cierto tiempo tenia que bajarse del coche a limpiar los cristales por fuera ya que el agua acumulada le impedía ver la carretera. Esa acción era muy temeraria porque implicaba bajarse del coche cuando los demás conductores tampoco podían ver bien la carretera. Hay que recordar que hasta 1914 no se invento la luz de freno, por cierto que también lo creó otra mujer, Florence Lawrence.
¿Por qué no crear un mecanismo que limpiara el parabrisas desde dentro del coche?
Mary Andersson comenzó a pensar en posibles soluciones e invento del limpiaparabrisas. Consistía en una palanca manual ubicada en el interior del vehículo y conectada a un brazo de goma situado en el cristal. El piloto desde el interior movía la palanca y la goma arrastraba el agua del cristal sin tener que detenerse o salir del vehículo. Mary Andersson solicitó la patente de su invento en 1903 y se la concedieron al año siguiente.
Pero la falta de visión de la industria o el machismo predominante de la época provoco que su invento no tuvo el éxito. Mary Andersson ofreció su patente a varias compañías, pero todas la rechazaron, argumentando que su dispositivo no era práctico ni necesario. Algunas incluso se burlaron de ella, diciendo que su limpiaparabrisas distraería a los conductores y causaría más accidentes. Mary Andersson no se desanimó y siguió defendiendo su invento, pero su patente expiró en 1920 sin que nadie le comprara los derechos. Y en ese año los fabricantes de coches cambiaron de opinión y el limpiaparabrisas pasó a ser incorporado en todos los modelos pero claro sin necesidad de pagar derechos a Mary porque su patente había expirado. Cuenta la historia que Mary Andersson no fue reconocida por los fabricantes de la época a pesar de aprovecharse de su invento.
Por todo ello es importante que la recordemos como la gran inventora que ha salvado millones de vidas y nos hace más cómodo conducir los días de lluvia y nieve.