Carmen Hijosa, líder en la industria del cuero vegano
Diseñadora todo terreno, luego de 15 años de trabajar con cueros y convertirse en la referente en el sector, decidió cambiar radicalmente el rumbo de su negocio y crear un nuevo material que sea ecológico. Lo llamó Piñatex, un cuero hecho con residuos de piña.

Nacida en Asturias, en el seno de una familia tradicional de comerciantes, vivían de una empresa de relojería desde el año 1885. Es la mayor de cuatro hermanos y siempre se la ha tildado de rebelde y "busca vidas". 

A los 19 años se fue a Irlanda, donde vive actualmente, para aprender otras culturas, estudiar, trabajar y practicar inglés. Allí empezó con su primera empresa. Comenzó como diseñadora trabajando en una tienda junto a dos personas con pequeños productos de cuero. Después de unos años, comenzó a especializarse en productos con los mejores cueros y vender en las mejores tiendas junto a otras 30 personas a cargo.  

Por aquellos años se convirtió en una referente del sector, y por eso también hacía consultoría con diferentes bancos y empresas multinacionales. En uno de esos viajes, en el que fue convocada por una multinacional en Colombia para ayudarlos a mejorar un producto en cuero para la exportación, tuvo la posibilidad de conversar con distintas trabajadoras, quienes venían del campo y para trabajar en la industrai quedaban aisladas de sus hijos y de sus familias por un mes o, a veces, más. 

Al conocer las historias de las personas que estaban por detrás de esa industria, y principalmente de estas mujeres de Colombia, se sintió en falta con ellos. En paralelo, investigó acerca del impacto del cuero en la sociedad y reconoció el desastre ecológico y social que genera, siendo una de las industrias más contaminantes después del petróleo.  

En ese momento comenzó a trabajar con investigadores, científicos, químicos y artesanos a tejer con fibras orgánicas que reemplazaran al cuero. Atravesar por estas experiencias la hizo cambiar la manera de entender el diseño, que es, según sus palabras, la manera de unir fuerzas entre la gente, la ecología y la economía y de esta unión puede servir para el mundo. 

Después de 9 años de investigar distintas fibras para dejar de usar el cuero descubrió la hoja de la piña.  
Y la basura de la producción de la piña, que bien no es basura, sino que se puede usar para otra cosa. Ella logró diseñar un nuevo producto en el mundo al que llamó PIÑATEX. Cuenta en la charla TED que compartimos al final de esta nota, que tuvo que "armar una nueva línea de producción con artesanos de la Filipinas (el 3° país del mundo de producir piña), ahora ellos ganan mas dinero extrayendo estas fibras que cultivando piñas".   Este nuevo textil, representa innovación, reutilización, la posibilidad de dar valor a algo que antes era visto como un desecho y además, poder ser responsables del proceso.  

Carmen acabó aprovechando gran parte de las 25 toneladas de desecho de la piña que se producen al año, y que ahora se puede reutilizar añadiendo valor social, ecológico y económico al nuevo producto.